Incluido en el libro: Del Amor, la Belleza y el Tiempo, hay un poema que merece un análisis emocional. Se trata de: Te busco

Busco en ti:
A la viajera de las noches eternas
A la soñadora del mar de la luna
A la compañera de cada jornada.
Sueño en ti:
Casi cada noche y todas las mañanas
Entre las palabras del mejor poema
El segundo antes de encontrar la calma.
Pienso en ti:
Cuando no estás cerca, aunque estás en mi alma
Cuando anochece y no estás en casa
Cuando hay tormenta y no llevas paraguas.
Me pierdo en ti:
Con cada velo que cae de tu cuerpo
En la sutil mirada que invita al deseo
En el jardín secreto que esconde tu cara.
Amo en ti:
Todo lo que eres y a todo lo que cuentas
Tu consuelo tierno cuando algo nos falla
El beso en los labios de miel y esperanza.
Vivo en ti:
Compartiendo versos, el pan y el mañana
Al sentir tu cuerpo fundido en el mío
Al ver en tus ojos destellos de amada.
Sin pretender ser sombra, ni fiscal, ni dueño:
Te amo, te vivo, te pienso y te sueño.
Y cada madrugada te busco y me pierdo;
me pierdo en ti, amada.
Sólo en ti me pierdo.

Editado y leído por Pilar Folgado

Análisis

El poema «Te busco» de Jordi Siracusa, incluido en Del Amor, la Belleza y el Tiempo, es una bellísima expresión de amor íntimo y cotidiano, que combina ternura, deseo, y admiración en un tono sereno pero intensamente emocional.


Valoración del poema

1. Estructura y progresión emocional:

El poema se construye con una cadencia repetitiva que funciona como un viaje sentimental, dividido en seis verbos que articulan su crecimiento emocional: busco, sueño, pienso, me pierdo, amo, vivo. Esta secuencia, de gran eficacia poética, permite al lector recorrer una escalera de afectos: del anhelo a la entrega total. El uso de la anáfora refuerza ese desarrollo, imprimiendo al poema una musicalidad sobria y envolvente.

2. Lenguaje claro y lírico:

Siracusa usa un lenguaje accesible, sin caer en lo plano. Sus imágenes son evocadoras pero cercanas: el poema no pretende deslumbrar con artificios, sino conmover desde lo verdadero. Lo demuestra con versos como:

“Cuando hay tormenta y no llevas paraguas”,
“El beso en los labios de miel y esperanza”,
“Compartiendo versos, el pan y el mañana”.

Cada uno de ellos conjuga lo poético con lo cotidiano, haciendo de lo íntimo una forma de belleza universal.

3. El amor como presencia total:

El hablante poético no solo ama, sino que vive en la persona amada. Ella es búsqueda, sueño, pensamiento, pasión, consuelo y refugio. En esa fusión amorosa no hay dominio ni dependencia, lo que se reafirma con fuerza en uno de los versos más reveladores:

“Sin pretender ser sombra, ni fiscal, ni dueño”.

Aquí Siracusa se distancia de una visión posesiva del amor y se sitúa en una ética afectiva moderna, donde la libertad y el respeto conviven con la pasión.

4. Final redondo y emotivo:

La conclusión del poema, con la repetición de “me pierdo” y “sólo en ti me pierdo”, no es solo un recurso estilístico, sino una declaración de entrega. Es un perderse voluntario, deseado, en el universo emocional que representa la persona amada. Este cierre es delicado y poderoso a la vez, coronando el poema con un tono de plenitud amorosa.


❤️ Conclusión crítica:

“Te busco” es un poema de madurez emocional y equilibrio estético. Jordi Siracusa logra transmitir un amor profundo, adulto y libre, sin renunciar a la sensualidad ni a la ternura. El poema se apoya en un ritmo constante y una claridad emocional que lo hacen universal y fácilmente identificable para el lector. Es, en suma, un ejemplo de cómo lo íntimo y lo literario pueden convivir armónicamente para tocar el alma de quien lo lee.

Ilustración del poema de Pilar Aguarón Ezpeleta: Cuando hay tormenta y no llevas paraguas

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